La Vocación son nuestros sueños, nuestros anhelos, lo que nos inspira, son la expresión de nuestros valores.

Los Gustos nos reconfortan y nos dan placer.

Los Intereses nos producen curiosidad y nos llaman la atención, nos motivan, nos provocan.

Las Habilidades son: facilidad, ocurrencia, intuición, imaginación, confianza y autonomía.

La Personalidad es nuestra forma de sentir y de actuar en el medio que nos rodea.

La Vocación apunta hacia los sueños, los anhelos del alma en relación con la vida, con nuestra vida como existencia válida y trascendente. Está radicada en nuestros valores.

«Hay que buscar en nuestra alma lo que queremos decir…»

Esto entra en concordancia con alguno(s) de nuestros gustos, intereses, aptitudes o algunos factores de nuestra personalidad.

En la VOCACIÓN está la curiosidad y el placer por la realización de la tarea misma y no sólo por sus logros (GUSTO); se te ocurren cosas nuevas o puntos de vista diferentes a los ya existentes en esto, te animas a especular, a hacer hipótesis, sientes una seguridad intuitiva que de alguna manera saldrás adelante con esto y quisieras hacerlo a tu manera (APTITUD).
Sientes que esto es muy necesario para los demás o para la Vida. (ENTREGA)

En ello hay inspiración y entrega, nos da satisfacción y sentido de vida.

Inclínate por los intereses que valoras más y te sientes satisfecho de realizar, por los que están relacionados con tus sueños.

Cómo se expresa la Vocación en la vida adulta.

La vocación permite dar respuesta a las interrogantes profundas que guarda relación con el sentido de la existencia.

Es un llamado o una demanda interna relacionada íntimamente con tu propia identidad o forma de ser.

Es entrar en sintonía con la vida universal.

Es lo que entrega sentido a la vida, dando la sensación de estar cumpliendo con ella y que no es en vano. Lo que no se produce con un objetivo transitorio.

Es la máxima retribución obtenida por alguna actividad.

Todas la actividades humanas responden a una vocación. Y no, como generalmente se piensa, que se expresa sólo en carreras de servicio, sacerdotales o médicas, ya que independiente de cuál sea ésta, el sentir es el mismo.

Es una motivación permanente, al contrario de lo que son determinadas necesidades que al ser satisfechas, la motivación por ellas termina allí o ya no es la misma.

Por ejemplo: salir de la pobreza, tener casa propia, sacar una carrera profesional, etc. Son motivos válidos pero transitorios, que una vez satisfechos se va en busca de otra motivación.

Es lo que termina siendo una pasión y una misión en la vida y nos hace sentir parte de la vida universal.

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